Memorias de una generación rebelde y subversiva, ahora senil y gruñona, en los confines del Páramo leonés...
lunes, 16 de febrero de 2009
Las Bicicletas son para el verano...Y las hostias, también - Vol. 1
Si tuviéramos que buscar algún objeto representativo de los veranos de finales de los noventa puramente fojedano, ese sería sin duda la bicicleta. Era nuestra mas fiel compañera en nuestras incursiones expeditivas a otros pueblos y medio de transporte económico y sencillo para cada uno/a de nosotros/as. No son pocas las historias ocurridas con estos letales artefactos del demonio, y creo que muchos y muchas de vosotros/as esperaba ansiosamente una sección sobre aquellas aventuras (o quizas sería mejor denominarlas desventuras) sobre dos ruedas y destartalados esqueletos de aluminio (los que menos) y forja oxidada (los que mas). Comienza aquí una nueva sección, con varios desafortunados incidentes acaecidos sobre estas simples pero simpáticas maquinarias.
Volumen 1. Valencia de Don Juan (y de su puta madre)
Quedamos aquella tarde de ardiente calor justo despues de comer, en esta historia éramos unos cuantos, ahí estaban Alberza, Yoni, David EB, Silvia, Rubén y el que suscribe estas líneas. Habíamos decidido realizar un viaje de toma de contacto a la simpar tierra de Valencia de Don Juan, a unos 48 kilómetros de nuestras fronteras, a alguno de nosotros la simple idea de tener que pedalear en un mismo dia 100 km nos hacia padecer todo tipo de urticarias, sudores frios y diarreas matutinas, pero finalmente y tras acordar utilizar un ritmo tranquilo y sosegado, nos pusimos a la faena de ensillar nuestros corceles y apretar camino hacia el pueblo mencionado.
El trayecto de ida fue muy ameno, lleno de risas, comentarios jocosos en torno a ciertos cartelitos de patrocinio clavados entre las siembras de ambos lados de la carretera, y parando un par de veces (David y yo) a echar un par de cigarritos de rigor,, haciendo una simpatica alusión a nuestra clara similitud con ancianos de la tercera edad. El tiempo iba transcurriendo y nuestras piernas tenían un claro límite, ya que entre el calor de la tarde y la competencia por ser el mas rápido, estábamos forzando de más nuestras maquinarias. Justo en el momento que creiamos que nos reventaban las piernas (o mas bien debería escribirlo en singular) apareció ante nosotros a lo lejos el castillo representativo de Valencia de DJ. Aceleramos nuestro paso contentos y entramos a velocidades de vértigo por las intrincadas callejas del pueblo, entre gritos histéricos y berridos propios de nuestras mentes enfermas. Es importante destacar, para el correcto progreso de esta historia, que por aquellos dias se estaba llevando a cabo el asfaltado del pueblo, y en aquellos precisos instantes, los camiones y maquinaria pesada se hallaban justo en la entrada, entre calores infernales y olores a alquitrán. Llegamos a una especie de parque muy verdecito él y nos tiramos en plancha a descansar nuestros musculados cuerpos. Decidimos acercarnos a uno de esos ultramarinos tan tipicos en nuestros pueblos y aprovisionarnos de cantidades ingentes de dulces y chocolates varios. Tras un tiempo descansando cercano a una hora, sacamos cuentas del tiempo que nos tomaría volver a nuestro Fojedo amado, y como ya lo echábamos de menos, decidimos poner pies en polvorosa (Esta frase siempre me ha gustado, ya que Polvorosa me recuerda a algo similar a una hacienda de las series del oeste americano, con sus cabezas de ganado y cowboys encasquetados en cuero y flecos horripilantes, seguro que Alberza me acompaña en esta apreciación) Bueno pues lo dicho, cogimos nuestros ciclos y comenzamos nuestra ágil huida de Valencia nuevamente entre gritos histéricos y gilipolleces varias, y es en este preciso momento, querido lector de mi alma, cuando llega la parte importante de la historia. Este quien les habla, se encontraba en segunda posicion de salida detras de Alberza (de esto no me acuerdo mucho, correcciones en los comentarios, plis) y al comenzar la empinada cuesta abajo de salida del pueblo, a mano izquierda de la calzada subían caminando dos zagalas de muy buen ver, como buen rústico que me considero, al verlas mi adrenalina empezó a subir (he dicho adrenalina, imbéciles) y las pegué un chiflido de los míos, que no se me dan mal. Al contrario de lo que cabía esperar, estas muchachas debían ser aún mas rústicas que yo y a grito "pelao" me dijeron : "tío bueno" (A este respecto no voy a comentar nada, uno es lo que es, y eso no se elige) total, que obviamente me vine arriba, me sentí dios, y vino a mis labios una alegre sintonía de James Brown y a pleno pulmon y sin mirar a la calzada canté orgulloso: "I feel Good!!". No había terminado de cantarla cuando mis estúpidos ojos se percataron del desnivel del recien asfaltado suelo en el borde, de unos 10 cmts de alto y del grosor justo de una rueda de bicicleta ocurrente a la derecha. Cuando quise darme cuenta de aquello, la rueda delantera viajaba por este artificial surco, y yo, al querer sacarla de aquel atolladero, provoqué una debacle de proporciones bíblicas.. la rueda rozó contra el asfalto, frenó en seco, y la bicicleta se dio la vuelta hacia delante, lanzándome por los aires y estrellándome de bruces contra el asfalto. Tras la caída, un camión que yo recuerdo del tamaño del Air Force One, paso chiflándo mis orejas a ras de ellas, y por suerte el bueno de Alberza, aparecio como una proyección astral cargado de conos de señalizacion y colocandolos alrededor mio, comenzó a dirigir el trafico. Es necesario aclarar que en el momento del accidente casi todos iban detrás de mi, y que aun mantengo las marcas de sus ruedas en mis lindas posaderas y en las vértebras de mi espalda. Es importante que os imagineis la foto, yo tirado en mitad de la calzada, boca abajo, con los pantalones bajados y en calzoncillos, rodeados de conos y de risas de mis supuestamente compañeros de viaje. Tras aguantar las burlas y las risas de estos desalmados, retomamos el camino a Fojedo, reventados (sobre todo yo) sin ganas de chistes ni de paraditas a fumar, y con ganas de que el día pasara rápido para olvidarlo, bastante me iba a imaginar yo que esta historia se convertiría en leyenda para ridiculizarme por los siglos de los siglos y hasta el fin de los días...Esto no supondría mayor problema, pero entended que si esta historia ha sido el Volumen 1, es que hay bastante mas, y para mi desdicha, todas ellas acaecidas sobre mi persona...el maldito de los ciclos.
...Proximamente, mas....y cuidadín con el espíritu malvado de James Brown, a mi me odia...
Pil - 2009
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¡Lo que me he reído! Y yo que pensaba que ya no había vidilla en Fojedo... Pero ya veo que este pueblo ha dado, da y dará para mucho. A seguir con las "buenas costumbres".
ResponderEliminarJaja Rosi, eran las andanzas de cuando teniamos 15 y 16 años, ke había que recuperarlas...
ResponderEliminarYo iba detrás de ti, el último. Lo digo porque vi cómo Rubén clavaba su rueda delantera contra tu nalga mientras salía despedido. Todo un espectáculo. QUé risas!!
ResponderEliminarAunque lo que más me acuerdo es tu carita pegada sobre el asfalto, mirando hacia nosotros (que veníamos a toda hostia, por cierto), preguntándote para tus adentros "¿pero me vais a pasar todos por encima hijos de puta?". Ahí es cuando se te hizo de noche...
El James Brown de la foto parece que tiene la piel cubierta de caca de perro.
ResponderEliminarjiasjiasjiasjiasjias santor santor, 5 minutos sin parar de reirme con tus comentarios Alberza, los vecinos deben estar chiflando con mis risotadas...
ResponderEliminarJAJAJAJA Estoy deseando que publiques el siguiente capítulo!
ResponderEliminarGracias por tu visita
Gracias a tí Bear, en breve seguire publicando historietas de los años mozos...bienvenida!
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